Planes en los bosques más bonitos de España tocados por el otoño - Foto 1

2022-10-07 18:53:11 By : Mr. Zway Zhou

Pontedeume es la villa del puente sobre el río Eume, donde muere la Costa de la Muerte y nacen las Rías Altas. Ahí al lado están las fragas del Eume, el bosque costero atlántico mejor conservado del continente. En su interior se descubren castillos y monasterios medievales, helechos de hace millones de años y una espesura boscosa de robles, castaños, abedules, fresnos, avellanos y muchas otras especies apabullante. A un lugar tan envolvente no le faltan leyendas. 

A una hora y media de Pontevedra, se accede desde Pontedeume, que queda a 6 kilómetros del bosque. 

Buscando espacios naturales mágicos y únicos, este pequeño hayedo del Parque Natural de Gorbeia parece naturalmente perfecto para el otoño, con sus centenarias hayas de troncos robustos y grandes raíces y el río Zubizabala serpenteando entre ellas. Pero si el espectáculo visual deja sin respiración, no menos el sonoro, con el murmullo del agua y el crujir de las hojas caídas al pisar su alfombra otoñal. El puerto de Barazar, a 600 metros de altitud, es el punto de partida para adentrarse en él. Con niebla el bosque parece sacado de un cuento de hadas. 

En la vertiente vizcaína del Parque Natural de Gorbeia, a 45 minutos de Bilbao, dentro de los límites del municipio de Zeanuri. 

La cascada de la Cola de Caballo, desplomándose desde casi 60 metros de altura y oculta en una cueva sombría y húmeda, es la postal de este paraíso de saltos de agua espectaculares, pero también lagos y remansos rodeados de una exuberante vegetación que, en otoño, se enciende de color. La naturaleza y la mano del hombre son los artífices de este parque-jardín histórico escondido en un rincón de la provincia de Zaragoza que tiene su zona monumental en el monasterio que los monjes cistercienses establecieron hace nada menos que 8 siglos. 

En el municipio de Núevalos, a casi hora y media de Zaragoza y a una más de Madrid. La entrada tiene un precio de 16,50 €. 

El mayor robledal de la península y uno de los mejor conservados de Europa es denso, fresco, rezuma humedad en sus mullidos suelos de hojarasca y entre los musgos y líquenes que tapizan sus troncos. Es un bosque de cuento, Reserva de la Biosfera, y uno de los rincones más cotizados en otoño cuando primero son las hayas, y luego las hojas de sus abedules y robles, cambian de color. El río Tablizas, afluente del Narcea, da vida a este bosque caducifolio, magnífica muestra del que antaño debió cubrir gran parte de la montaña cantábrica. Y también refugio de animales emblemáticos como el oso pardo, el esquivo urogallo y el lobo, aunque los ninguno más famosos que las truchas de sus ríos.  

La Reserva Natural Integral de Muniellos se encuentra en el corazón de Asturias, entre los concejos de Cangas del Narcea o Ibias. Para preservar el ecosistema, su acceso está restringido y es necesario solicitar un permiso de entrada con mucha antelación (asturias.es). 

Para apasionados de los paseos por la naturaleza y cazadores de boletus, a un paso de Barcelona, el Parque Natural del Montseny es el reino de agua –el 80% de la que se embotella en la región sale de aquí– y muestra en otoño una variada paleta de colores y un sinfín de caminatas entre riachuelos. Castillos, senderos, miradores, centenarios hayedos y hasta 900 fuentes se van descubriendo por los rincones de este espacio protegido. 

En la cordillera prelitoral catalana, de la que es el macizo más alto. Se extiende por las comarcas de Osona, La Selva y el Vallès Oriental. A algo más de una hora de Barcelona 

La selva virgen de la península ibérica le dicen a este parque natural que se extiende por una superficie inmensa, 170.000 hectáreas de bosques de alcornoques, quejigos y una vegetación exuberante, casi impenetrable. ¿Qué le hace único? Ser el bosque de frondosas más meridional de Europa y sus valles encajados o canutos, estrechas gargantas fluviales. Un lugar así da para todo tipo de aventuras, desde la observación de aves a los recorridos en kayak por el río Palmones, el barranquismo en los Cañones de la Garganta y, en otoño, salir a buscar setas.  

La mayor parte del Parque Natural de los Alcornocales está en tierras gaditanas, solo una pequeña parte en la provincia de Málaga. El principal acceso al espacio protegido es el pueblo de Medina-Sidonia. 

Adentrarse en la selva de Irati es darse un baño de naturaleza con mayúsculas, porque estamos ante uno de los hayedos-abetales más grandes y mejor conservados de Europa. Una inmensa masa verde –17.000 hectáreas– que se extiende, principalmente, entre los valles navarros de Aezkoa y Salazar, y, en menor medida, los franceses de Cize y Soule y en otoño no tiene rival. Para disfrutarlo hay numerosos senderos que permiten descubrir su gran riqueza medioambiental, en el que conviven ciervos, corzos y jabalíes con especies ornitológicas excepcionales, como el pico negro y el dorsiblanco.

Dos son los accesos principales a la Selva de Irati: Orbaizeta, en el valle de Aezkoa, y Ochagavía, en el valle de Salazar. Ambas localidades a poco más de una hora en coche desde Pamplona.

El hayedo abetal de Gamueta tiene un mérito: ser considerado el mejor bosque montano del Pirineo aragonés, y el mayor conjunto de árboles monumentales de la región, entre ellos, un gran número de hayas (faus), abetos (abets), pero también pinos y tejos de gran tamaño que pueden superar los 300 años de edad. Y eso es mucho decir. En el refugio de Linza comienza el bonito recorrido circular ascendente en el que se van alternando las masas boscosas con zonas de prados, barrancos, una alfombra de hojas que crujen al pasar y buenas vistas. 

En el valle de Ansó, en el Pirineo de Huesca. El coche se aparca en el parking del refugio de Linza y se toma la senda que nace al fondo del mismo, para luego cruzar una pasarela.

Llega el otoño y nadie quiere perderse el espectáculo cromático que regala el bosque madrileño más fotografiado en esta estación. Enclavado en la Sierra Norte , por su interior discurre un recorrido perfecto para hacer en familia, la llamada Senda del Río, un camino que sigue paralelo al curso del río Jarama y va descubriendo sus diferentes bosques: melojos, matorrales, álamos y, por supuesto, hayas. Aunque el acceso es gratuito, es necesario solicitar una autorización previamente en sierradelrincon.org. Para ayudar a la protección del bosque, el número de visitas diarias está limitado, actualmente restringidas a un máximo de 5 personas acompañados de un educador ambiental. 

En la Sierra del Rincón, al norte de la provincia de Madrid. Su acceso se realiza desde el pueblo de Montejo de la Sierra, a 20 minutos de Buitrago del Lozoya, donde se toma el desvío desde la A-1. 

Por obra y gracia de la naturaleza, este bosque de hayas de la comarca de la Garrotxa tiene una singularidad que le hace único, y es que crece sobre la colada de lava del volcán del Croscat. También por su altitud, entre 550 y 650 metros, una rareza en la península ibérica para este tipo de bosque. Fuente de inspiración del poeta Joan Maragall, que le dedicó un poema, el parque le devolvió su agradecimiento con un monolito en la entrada principal. Desde este punto, una pequeña y sencilla ruta bastará para caer rendido a la belleza del singular hayedo. 

En Girona, en el corazón de la zona volcánica de la Garrotxa, entre Olot y Sant Pau. Hay varias zonas a lo largo de la carretera de Olot a Santa Pau (km 4 y 4,5) donde se puede dejar el coche.

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